13.8.09

Sharon Zundel es chica sexy por accidente

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Cuando tenía unos seis años, Sharon Zundel era atacada por sus compañeros del colegio judío al llevar un sándwich con jamón, que es un alimento prohibido para algunos de ellos.

Luego, al cambiarse a una escuela católica, los niños le decían que su raza había matado a Jesucristo.

“¡Había un maltrato y yo en una u otra escuela, no entendía por qué pasaba eso! ¿Qué puede saber una niña de esa edad?”, recuerda la actriz.

Así fueron sus primeros años de vida. Cargaba con culpas religiosas sin saber la razón. Así que con el paso del tiempo, parecería obvio que buscara respuestas más allá de su mamá judía y su padre católico, quienes se divorciaron cuando ella era apenas una pequeña.


Y ya en su juventud le entró su etapa hippie. Subió 10 kilos de peso y se dijo a sí misma que la mujer jamás debía ser vista como un cuerpo. “Caí en el extremo”, considera años después.

Ahora, Sharon está viviendo una etapa distinta. Es de los rostros más utilizados en el cine nacional.

El año pasado se le vio como una prima sexy en Morirse está en hebreo y a partir de la próxima semana como una mujer enamorada con castillos en el aire, en la película Enemigos íntimos.

Y se encuentra en posproducción el largometraje Erótica, en donde sharon, junto con el actor Bruno Bichir, encarna un matrimonio con deseos de experimentar en el ámbito sexual.

“No me creo la más sexy, cachonda o erótica, por el contrario, los papeles, los personajes, me han ido llegando así”, dice. Tal es el caso de su participación en teatro dentro de la obra Espina y Flor, a la que se incorporó como suplente de Maya Zapata y en la que intepreta a una mujer que asume sin falsos pudores una relación lésbica en la que el amor es el único valor moral aunque al final descubre que el género es un asunto menor.

—¿Te sorprende el hecho de que te toquen este tipo de personajes?

—Sí. Mi primera película fue de prostituta en Conejo en la luna, que sólo está con una blusita, una faldita, llega (Carlos Aragón) le da un billete y se va, nada más. Pero resulta que alguien en internet subió un video donde supuestamente estaba yo desnuda.

Un amigo me dijo y cuando lo puso me di cuenta que no era yo, sino una mujer morena y con cabello corto. Me da risa, pero te das cuenta hasta dónde se puede llegar en algunos lugares.

—¿Dónde quedó esa mujer hippiosa que eras antes?

—Ahí adentro, creo que hay un lado que lo sigue siendo. Lo que pasa es que he aprendido a no ser tan extremista y aprovechar lo que tengo. Si la gente quiere ver mis ojos y la belleza física, que lo vea, si quiere ver otra cosa, como mi lado intelectual, también.

— “Enemigos íntimos” (dirigida por Fernando Sariñana) no es una comedia, sino una historia fuerte donde el cáncer está presente.

—Yo hago a Elena, una asistente, que está enamorada de su jefe. Está al pendiente de su vida laboral y personal, todo sabe de él aunque esté casaso. Los enemigos de mi personaje son las ilusiones, el empezar a imaginarse una relación sentimental con él, que no va a pasar.

—¿Por qué luego de ese papel, hacer “Erótica”?

—Mucho también fue al decirme que no volvería a tener tal edad ni un cuerpo como en ese momento. Ahora en la película que acabo de hacer (No eres tú, soy yo, con Eugenio Derbez) ya soy mamá.

—¿Y eso?

—Pues llega un momento en que aunque no lo parezcas, sin importar cómo te veas, al momento de decir tu edad, alguien te dice que ya estás en la etapa de ser mamá en cine (risas). Por ejemplo para Enemigos íntimos me hubiera gustado ser la chica rebelde (interpretado por Ximena Sariñana) y no porque no me guste el mío, sino porque es muy rico, muy intenso, pero no se podía.


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